LA SEQUÍA: EL CULPABLE DE LA BAJA PRODUCCIÓN DE VINO EN ESPAÑA

LA SEQUÍA:

La sequía amenaza por segundo año consecutivo la cosecha de uva en España y reduce significativamente las expectativas referentes a la cosecha de uva. Hasta la fecha, el nivel de lluvias en este 2023 ha vuelto a ser muy inferior respecto a los años anteriores y no hay previsión de mejora. La falta de lluvias ha provocado un déficit en la reserva hídrica del país, que se encuentra al 38,79% de su capacidad, según datos obtenidos en boletines hídricos ofrecidos por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Si comparamos las precipitaciones de 2022 y 2023 con la media de los años 2011-2021, podemos ver claramente reflejada la sequía y su dimensión. En 2022 las precipitaciones totales se redujeron en un 8,42% respecto a la media anterior y en 2023 la tendencia es la misma, por lo que podemos esperar un resultado similar.

Si bien es cierto que el clima no es constante y la sequía es un fenómeno recurrente en la naturaleza, la duración de esta suele ser menor a un año y es solventada gracias a las reservas. Sin embargo, actualmente llevamos 2 años con escasez de lluvia y consecuentemente los embalses han reducido a más de la mitad su almacenaje. Los embalses representan el 80% del agua disponible para el consumo y nunca deberían estar por debajo del 50% de su capacidad. Estamos asumiendo un gran riesgo, puesto que, si la escasez de agua se prolonga un año más, no seremos capaces de satisfacer la demanda de agua.

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Uno de los numerosos sectores perjudicados por la sequía es la viticultura. Es fundamental que el terreno de la viña disponga de suficiente agua y minerales para nutrir a la vid, en vista de que sabemos que el agua es uno de los factores que más influye en el crecimiento y desarrollo de la uva. La tierra puede obtener agua de forma natural a través de la lluvia o de forma asistida mediante sistemas de riego. Actualmente, tras dos años de bajas precipitaciones, la tierra tiene los niveles de agua muy por debajo de los necesarios para proporcionar un desarrollo adecuado a la uva. El sistema de riego podría suplir en parte esta falta de agua, sin embargo, los pozos no tienen suficiente agua debido al bajo nivel de aguas subterráneas, con lo que solo suplen una pequeña parte del déficit de lluvia.

LA SEQUÍA:

A pesar de la sequía, el año pasado se pudo salvar parte de la cosecha, dado que la tierra todavía era húmeda y fértil, sin embargo, este año la tierra es mucho más seca. En Cataluña, comunidad con grandes zonas vitícolas como «el Penedès», se espera una cosecha inferior al 25% de la habitual en los años sin sequía. En otras zonas como Navarra o el País Vasco se espera un porcentaje mayor, debido a que ha llovido más. La baja producción será responsable de un abandono significativo por parte de viticultores pequeños, los cuales no están sacando beneficio de sus tierras. Además, hay más consecuencias, ya que una parte de la viña requerirá ser replantada de cara al año que viene, puesto que la vid está excesivamente seca para volver a producir uva.

La escasez de agua ha contribuido a la no proliferación de plagas en la viña y otros sectores agrícolas, pero sin duda esto no compensa la baja producción. Desde Amapex, contribuimos de forma ecológica a fortalecer la viña y otros cultivos y fortaleciendo la planta conseguimos que esté en mejor disposición de luchar frente a posibles plagas. El año que viene, los niveles de humedad y fertilidad de la tierra serán excesivamente bajos y será necesario aplicar suplementos que ayuden al crecimiento de la vid y la hagan más resistente. Actualmente existen productos fertilizantes biológicos que nutren a la vid para que crezca más fuerte, además de controlar las plagas.

Estos productos van a coger mucha fuerza debido a que el nivel de plagas ha disminuido por la sequía, reduciendo así la necesidad del uso de pesticidas. Los productos químicos para controlar plagas son más efectivos, sin embargo, tienen un efecto nocivo para la salud de la vid que en estos momentos no nos podemos permitir. Debido a esto, los productos fertilizantes bilógicos con capacidad de controlar plagas se establecen como la mejor opción de cara a los próximos años.

Hay que entender que las condiciones están cambiando debido al cambio climático y debemos adaptarnos a ellas. No podemos depender completamente de las condiciones meteorológicas, hay que buscar nuevas fuentes alternativas de agua que nos permitan depender en menos proporción de las condiciones climáticas. Una de las alternativas más viables, la cual se está promoviendo en Europa mediante la financiación de proyectos, es la regeneración de aguas residuales para su posterior reutilización. En AMAPEX, hemos participado en proyectos europeos como el RIBATI y el MELODIZER. Con RIBATI, hemos desarrollado un sistema biotecnológico que, aislando cepas bacterianas determinadas, conseguimos eliminar las substancias contaminantes de las aguas residuales y ofrecer una solución económicamente viable para aquellas pequeñas y medianas empresas. Asimismo, también formamos parte del proyecto MELODIZER junto a otras 18 empresas y entes públicos. En este, estudiamos la aplicación de la destilación por membrana con el objetivo de transformar aguas residuales en agua apta para el consumo y aprovechar recursos presentes en las aguas descartadas.

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Actualmente, solo se reutiliza el 2,4% de las aguas residuales en Europa y la Comisión Europea estima que se podría llegar a un 15%, teniendo en cuenta los recursos de los que se disponen. No cabe duda de que se trata de una opción efectiva, no obstante, no se puede llevar a cabo sin la cooperación de los Estados, empresas que generan aguas residuales, y nosotros mismos. Tenemos los recursos, ahora solo nos falta actitud.

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